La enseñanza de las ciencias representa un desafío constante para los educadores, quienes deben transmitir una amplia gama de conocimientos y habilidades de manera atractiva y eficaz. En este entorno, las tecnologías emergen como herramientas prometedoras para enriquecer la educación científica. Un enfoque particularmente innovador es el uso de tecnologías inversivas, que permiten a los estudiantes explorar conceptos científicos de manera autónoma antes de participar en actividades prácticas o de laboratorio. Estas tecnologías presentan ventajas significativas, tales como: a) permitir el aprendizaje a ritmo individual; b) fomentar el pensamiento crítico; c) la solución de problemas; d) promoción de capacidades específicas como la visualización; y, e) motivar un mayor interés en las ciencias. Sin embargo, crear recursos educativos con tecnologías inversivas es complejo. Los educadores deben considerar múltiples factores, incluyendo los objetivos de aprendizaje y